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José Aleixandre, aquellos maravillosos años del fotoperiodismo

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#MAKMAArte
‘Miradas. José Aleixandre’
Fundación Bancaja
Plaza de Tetuán 23, València
Del 1 de julio al 4 de septiembre de 2022

Dice el escritor Sam Shepard que siempre hay un tipo de nostalgia por los lugares donde te reconoces a ti mismo. Y donde se reconoce José Aleixandre, suscitando esa nostalgia, es en el fotoperiodismo de los años 80 y 90 del pasado siglo, que el propio artista definió como décadas prodigiosas para la fotografía de prensa en Valencia. “Edad dorada”, como la definió Rafael Alcón, presidente de la Fundación Bancaja, o “décadas prodigiosas”, lo cierto es que el fotoperiodismo presentado bajo el título de ‘Miradas’ posee ese aroma del pasado que magnifica los buenos recuerdos velando los malos.

Aleixandre muestra en Bancaja una selección de imágenes pertenecientes a sus 36 años como profesional de prensa -principalmente en el diario Levante-, dispuestas cronológicamente y evitando los compartimentos estancos de las secciones informativas, por mucho que haya fotos relacionadas con el deporte, los sucesos, la cultura, sociedad o política. Conjunto de imágenes que muestran a su vez la preferencia del artista por el blanco y negro: “Tiene más fuerza y más agarre que el color”, dijo.

Esa preponderancia del blanco y negro no hace más que subrayar el carácter nostálgico de la exposición ‘Miradas’, ya que, como decía el director de cine John Boorman, ofrece una especie de mundo paralelo, estando cerca de lo onírico, del inconsciente. Y el inconsciente de José Aleixandre se halla poblado de recuerdos que cristalizan en las 54 fotografías que vienen a resumir su trayectoria profesional. “Ha sido una selección ardua, porque tiendo a enamorarme de mis propias fotografías”, si bien se ha decantado finalmente por aquellas “con las que siento más vibraciones”, subrayó.

Cicciolina en la Falla Na Jordana, en 1998, de José Aleixandre en la exposición ‘Miradas’ en Fundación Bancaja.

Y entre las más vibrantes figura la de Cicciolina (Ilona Staller), actriz porno, cantante y ex política que tuvo su máximo apogeo en esas décadas prodigiosas anteriormente aludidas, y a la que Aleixandre fotografió en la Falla Na Jornada en 1988. “Hay fotos que tenían que estar sí o sí”, afirmó el también miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, y entre ellas esa de Cicciolina: “Es la que más se conoce de mi trabajo incluso fuera de Valencia”.

Roland Barthes en su ‘Cámara lúcida’ se refería al studium y el punctum de la imagen fotográfica para distinguir entre las que se reciben como testimonios o cuadros históricos movilizando “un querer a medias”, y aquellas otras que, más que buscarlas, te asaltan punzando la mirada. José Aleixandre dice no hacer distingos entre unas y otras, entre las más documentales y las más estéticas, sino que se deja llevar por lo que siente: “No me pongo ningún concepto a priori”, afirmando que se trata de “un conjunto de corazón, cerebro y dedo”.

Dimisión de la alcaldesa de València Rita Barberá, en 2015, de José Aleixandre, en la exposición ‘Miradas’ de Fundación Bancaja.

Sin embargo, de las 54 fotografías expuestas bajo el plural de ‘Miradas’ las hay más concebidas desde el cerebro -o cabeza pensante de quien rige los destinos del periódico para el que uno trabaja-, frente a aquellas otras que parecen sacadas a golpe de corazón, por mucho que el dedo que dispara sea el mismo. Así, las hay de signo político -con Rita Barberá, ex alcaldesa de Valencia ya fallecida, como principal protagonista- que forman parte de ese studium revelador de unas intenciones prefijadas de antemano, que se aprueban o se desaprueban.

Sin embargo, cuando es el corazón, ajeno a los intereses subyacentes del medio o de cierta funcionalidad, el que arrebata nuestra mirada, entonces la imagen pierde casi toda referencia para adquirir esa cualidad onírica del blanco y negro que Aleixandre dice cultivar con más fervor del que destina al color. “Poco arte hay en el asesinato de [Manuel] Broseta [abogado asesinado por ETA], porque no hay veleidades creativas”, que es la forma que tiene el fotógrafo de participar de esa dualidad entre utilidad y belleza.

Llegada a Bétera de los helicópteros que intervinieron en la isla Perejil, en 2022, de José Aleixandre, en la exposición ‘Miradas’ de Fundación Bancaja.

Veleidades que sí emergen en fotografías como la de la llegada a Bétera de los helicópteros que intervinieron en la isla Perejil (2002) –“solo falta que le pongas la música de la cabalgata de las Valkirias [Richard Wagner]”- o en el rostro cuasi fantasmal de Jeanne Moreau, tomado en el Teatro Rialto de Valencia en 1988, que parece salir del fondo negro que, a su vez, está a punto de atraerla al mundo de los sueños.

Sueño y nostalgia del fotoperiodismo al que Aleixandre se adscribe, frente al actual más descafeinado. “En aquella época no se hacía lo que ahora. Tenías más tiempo para reencuadrar la fotografía y la temática ha cambiado, porque antes había más reportajes y ahora se reduce a ruedas de prensa o inauguraciones”, aseveró. Lo que no cabe duda -tanto antes como ahora- es que la fotografía es arte –“y como en otras disciplinas las habrá buenas y malas”, resaltó-, por lo que Aleixandre no entiende que carezca de un espacio estable donde exponerse.

“Debería tenerlo y, para ello, debería de ser un deseo político”, manifestó, aludiendo a la misma necesidad que se ha generado con respecto al diseño. De momento, Fundación Bancaja ya ha abierto sus puertas al fotoperiodismo con esta exposición de José Aleixandre, aunque haya habido con anterioridad otras dedicadas a la fotografía. “Es un gesto de reconocimiento y de apoyo”, subrayó Alcón.

Niña con el puño en alto en la manifestación de Altos Hornos del Mediterráneo en València (1983), de José Aleixandre, en la exposición ‘Miradas’ de Fundación Bancaja.

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